jueves, 14 de abril de 2011

Una cita olvidada

Por problemas del trabajo olvidó la cita de las diez. Quisó llamar para avisar, disculparse y explicar pero pensó que no tenía explicación. Decidió salir a toda prisa y conseguir algún presente que arrancará una sonrisa.
En las calles encontró oscuridad, silencio y soledad. Tras las ventanas, quienes duermen soñando despertar. Cruzó la plaza y descubrió, entre escombros, una gata sucia y con dolor. Aliviada al verse descubierta falleció sin más explicación. No pudo averiguar qué fué, qué le pasó. Al tocarla destapó un minimo que maulló. En su pecho brotó la ternura y compasión. No hay cosa más linda una criatura emanando vida, pidiendo protección. Hojas de periódico sirvieron para sustituir el calor de su madre. Lo acercó al pecho y aquel hombre sonrió. El gatito, en cambio, entre sus brazos se durmió.
Llegando a casa percibió una suave luz que no durmió. Todo el tiempo lo esperó mientrás él se despistó.
En la mesa los platos descansaban y una flor se marchitaba. Las velas consumidas dormían ya apagadas. Y en el sofá, ella, levemente recostada. Se acercó con gran cariño susurrando un lo siento que surgió desde el alma desgarrada. Suficiente para que ella se sintiese confortada.
  

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