martes, 20 de abril de 2010

EL CAMINO HACIA LA FELICIDAD


EL CAMINO HACIA LA FELICIDAD

D. Jorge Bucay
Psiquiatra

Tomando los dos extremos, hay gente que cree que la felicidad es homologable a estar contento, a estar alegre, haciendo de la felicidad el uso que le corresponde como palabra cotidiana: se es feliz si se consiguen las metas propuestas. Sin embargo, si pensamos en la felicidad como algo diferente, como algo relacionado con la tranquilidad interior, con la paz espiritual, una sensación interna de serenidad, de tranquilidad y de certeza me llena y me inunda, una agradable satisfacción con respecto a la vida. Definida así, en definitiva, la felicidad puede ser algo más permanente y que dure más tiempo; o puede ser algo que nos invada de una vez y para siempre.

Ahora bien, que nadie llega a la felicidad en soledad. Nadie llega a ser feliz sin haber podido compartir algo con otro.
La lección que debemos extraer del amor y la felicidad es que hay que aceptar a la persona que está a nuestro lado tal como es.
Para ser feliz hacen falta solamente dos condiciones. La primera es ser agradecido. La segunda –para mí imprescindible– es aprender a no dudar del resultado final. Si hay algo que quieres, que deseas, que necesitas, que te gustaría, que de verdad es importante para ti, y si ese algo no es un imposible que te has inventado, quizá si aprendieras a confiar en tu capacidad y en tus recursos y a apostar, acaso el final de la historia, de esta película cuyo guión tú estás escribiendo, no sea tan terrible. La felicidad no es un derecho, sino una obligación. La felicidad es el único precio que hay que pagar por estar vivos.

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