viernes, 23 de abril de 2010

TEORÍA DEL CUCHARÓN Y EL CUBO

Cada uno de nosotros posee su propio cubo. El cubo se llena o vacía permanentemente en función de lo que otros nos dicen o nos hacen. Cuando nuestro cubo está lleno, nos sentimos bien; cuando está vacío, fatal.
Cada uno de nosotros dispone también de un cucharón para llenar los cubos de los demás -siempre que hacemos o decimos algo que potencie sus emociones positivas- también estamos llenando nuestro propio cubo. Pero cuando utilizamos nuestro cucharón para vaciar los cubos de los demás -siempre que hacemos o decimos algo que merme sus emociones positivas- nos vaciamos nosotros mimos.
Igual que las copas llenas a rebosar, un cubo lleno nos proporciona una perspectiva positiva y energías renovadas. Cada gota del cubo nos fortaleza y refuerza nuestro optimismo.
Sin embargo, un cubo vacío enturbia nuestra mirada, socava nuestra energía y debilita nuestra voluntad. Por eso, cuando alguien se dedica a vaciar nuestro cubo nos duele.
De esta manera cada día nos encontramos ante una disyuntiva: podemos llenar los cubos de los demás o podemos vaciarlos. Se trata de una elección fundamental, capaz de afectar profundamente nuestras relaciones, nuestra capacidad de trabajo, nuestra salud y nuestra felicidad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario